Aunque no tenía todavía un blog donde contarlo, ya entonces -hace casi un año- el 15-M me produjo sensaciones encontradas. Había buenas ideas, demandas justas y pertinentes y razones más que de sobra para indignarse. Pero quizás también algo de idealismo, desorientación y errores de planteamiento. Además, la sensación general, tras las semanas iniciales y hasta el día de ayer, fue de que aquel movimiento con repercusión mundial, se fue diluyendo con el paso del tiempo para prácticamente quedar en nada.
Imagen de Sol, lugar emblemático del 15-M, en la jornada de ayer. Foto: Reuters. |
Me lo decía el otro día un estudiante universitario que dudaba de la efectividad de las protestas estudiantiles contra la subida de las tasas: "Isto é coma o 15-M; eu estiven alí hai un ano e xa vemos no que quedou". Ayer, sin embargo, se demostró que el movimiento sigue vivo. Lo más comentado entre los manifestantes era precisamente que hoy tienen si cabe más motivos para indignarse que hace un año.
Indignados gallegos en la Praza do Obradoiro de Santiago. Foto: lavozdegalicia.es |
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