jueves, 10 de noviembre de 2011

De derbis, provocaciones, buenos y malos

Si a los aficionados al fútbol nos gustan los derbis es, creo yo, porque suponen la posibilidad de ganar al equipo contra el que más disfrutamos haciéndolo, aun a riesgo de sufrir también la más dolorosa de las derrotas. Es algo que solo experimentamos con el “eterno rival”, por eso celtistas y deportivistas esperamos ansiosos el enfrentamiento desde que se supo que volveríamos a compartir categoría. Queremos ganar, y si puede ser humillando al otro, mejor. Eso no tiene nada de malo, siempre que se limite al terreno de juego y a hacer eso: jugar.


Afición del Celta de Vigo en Balaídos, Vigo
Afición céltica en Balaídos.

Escribí tiempo atrás sobre esto y no quisiera repetirme, pero vuelvo sobre el tema debido a las declaraciones del céltico Iago Aspas que tanto han encendido los ánimos. A los deportivistas les ha molestado, con razón, que el canterano del equipo vigués reconociese que aplaudió la patada de un jugador de los suyos a uno del conjunto rival en un derbi en el 97. Son palabras inadecuadas  con las que puede ser él quien provoque ahora para recibir una agresión el domingo. Entiendo que un chaval de 10 años –edad de Aspas entonces- que ve aplaudir un hecho así a su alrededor se sume, incluso que, en un ambiente caldeado, la grada en general celebre –en caliente- esa acción como respuesta a una provocación del rival. Otra cosa es justificarlo a posteriori y enorgullecerse, ahí estaría el error.


Afición del Deportivo de La Coruña en Riazor
Afición deportivista en Riazor.

Pero no pienso que haya buenos y malos. No me gusta el Dépor y, aunque reconozco que me encantaría poder decir que ellos son los malvados, violentos o irrespetuosos, sé que no se corresponde con la realidad, que que haya energúmenos entre ellos no significa ni que todos lo sean ni que no existan también de mi lado. Y esto con o sin declaraciones de Aspas, hace 50 años y dentro de 20. Así las cosas, nos queda el “empezaron ellos”, y Iago ha logrado que se nos vaya a atribuir en esta ocasión. Tampoco es así. Habrá tensión y, previsiblemente, violencia, porque existe una rivalidad llevada al extremo que viene de lejos y  que iba a estar presente sí o sí. Determinar quién la inició es igual de complicado que contabilizar qué afición tiene más descerebrados de los que van a generar estas situaciones. Lo que está claro es que ambas, como cualquier equipo, los tenemos, por mucho que nos pese. Y son ellos, ni Iago Aspas –o no sólo él-, los que empañan un acontecimiento que debería ser para disfrutar.

2 comentarios:

  1. amén, pero... ¿quién es la que le da vueltas ahora?

    ResponderEliminar
  2. jeje, es que después de tanto oír hablar del tema, me inspiraba! qué te voy a contar si buena parte de esto ya te lo solté a ti ayer! ;)

    ResponderEliminar