sábado, 2 de marzo de 2013

Twitter, simple altavoz y espejo

Elena Valenciano cerraba ayer su cuenta de Twitter por ataques a sus hijos. No hace falta decir que el hecho de que haya quien pague sus iras hacia los políticos con sus familiares me parece deleznable. Pero me lo parecen las amenazas, los ataques y los insultos, en general, ya fuesen a la propia Valenciano, a los hijos como es el caso, a políticos del otro lado, famosos de otros ámbitos, a cualquier otra persona anónima, a mí misma.


La número dos del PSOE deja Twitter por amenazas a sus hijos
Así explicó la número dos del PSOE su decisión de
no continuar usando Twitter.


Porque esto me da pie para una reflexión sobre Twitter que hace tiempo que quería hacer. Nunca he vivido en primera persona que me insultasen o similares (sí discrepancias o intercambio de opiniones opuestas con gente que no conozco fuera de la red; sin pasar a mayores), pero sí lo he visto un día sí y otro también. Sobre todo, por temas políticos y deportivos -que son también en los que se centra gran parte de mi actividad en esta red- y entre gente que ni siquiera se conoce ni tiene argumentos suficientes para juzgarse. Y los argumentos, en general, suelen brillar por su ausencia en este tipo de diálogos virtuales.

Alguna vez me he cabreado momentáneamente o me ha sacado de quicio algún comentario que he leído: el insulto, la falta de educación y de respeto a las primeras de cambio, todas estas actitudes de las que hablaba. "Para eso sirven las redes sociales", me han dicho alguna vez. Y no estoy de acuerdo, no es cosa de las redes sociales. Lo que hacen estos medios, creo yo, es dar más visibilidad a una realidad que existe -pero que encuentra así un nuevo altavoz- y que debe preocupar: la intolerancia, básicamente. Detrás de la cuenta de Twitter hay una persona, y a esa persona nadie le obliga a comportarse de una forma u otra; tampoco me vale lo del anonimato: si uno es respetuoso y tolerante, no tiene por qué adoptar otra personalidad por el hecho de que su identidad no trascienda. No creo que Twitter saque de las personas cosas que no hay en ellas.

Había hablado de Twitter como lupa y hoy hablo de él como espejo de la sociedad y altavoz de cada vez más de sus miembros. Está claro también que tiene muchas cosas buenas, y por eso soy usuaria activa (@miriamvf, y este mismo blog, @palabrasapunto). Además, tú decides a quién sigues y con quién interactúas -aunque por RT o leyendo un hashtag te puedan llegar cosas que preferirías no haber visto pero que también es necesario saber que existen-. Ni más ni menos que como en la vida misma.


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2 comentarios:

  1. Como bien dices, Twitter y las redes sociales en general son un espejo de las sociedad. Las personas son las mismas independientemente de los canales que utilicen. Y la permisividad social también.

    Me refiero a que se reciben ataques fascistas porque en España no hay legislación que lo delimite. No se trata de que se pueda hacer en Twitter, también pasa en el mundo off line. Insultar, perseguir, acosar, incluso golpear, no son actitudes que se persigan, que se condenen o que estén legisladas con la contundencia y rapidez que se debería. Hay personas que llegan a decirte que golpearte les sale a cuenta. Y es verdad.

    No es un problema de que las personas sean intolerantes en Twitter y defiendan ideas extremistas y no democráticas. Es que, sencillamente, en otros países no puede hacerse on line ni off line. Se trata de legislar sobre ello. Que quede prohibido el enaltecimiento del fascismo, que quede penado el uso de las banderas y símbolos que representan al franquismo y al resto de ideas fascistas. Y que el acoso se persiga y se castigue.

    En este caso concreto, además, no entiendo muy bien porque la policía dice que no se puede hacer nada porque son anónimos. No entiendo de legislación, pero creo que siempre se puede hacer algo. Hay responsables de la Ip, hay una compañía responsable del insulto continuado en sus servidores...



    Me he animado a comentar porque realmente siento mucho que cualquier persona que respete a los demás deje de utilizar cualquier medio de comunicación o cualquier instrumento para conectar con los demás. Independientemente de la persona, de sus ideas y del instrumento que utilice. Me parece un resultado... pues eso, fascista. La convivencia sólo se basa en el respeto. No en pensar igual. Sólo en le respeto a las acciones y opiniones de los demás, siempre que estas también sean respetuosas, claro está.


    Gracias por compartirlo

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  2. Cierto, aunque pasé por alto ese aspecto en mi texto, es verdad que es importante también señalar que este tipo de actitudes quedan totalmente impunes. Mi reflexión iba más encaminada al simple hecho de que existe una intolerancia llevada a extremos que dan mucho miedo, con independencia de que se persiga (que debería hacerse, claro) o no.

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