Una talibán de la lengua. Esa soy yo de acuerdo con algunas de las personas que leyeron el anterior post (a otras, he de decir también, les gustó mucho). Antes de nada, quiero aclarar que no me ofende lo más mínimo, que me lo tomo con naturalidad y todo el humor del mundo y, desde esa perspectiva, a modo de anécdota total, me apetece contar el porqué y el cómo se hizo de esa entrada, así como lo que vino después. Y lo voy a hacer, como siempre, dando mi opinión, que para eso es un blog personal, mi blog personal. Abierto, eso sí, a los puntos de vista de todo el mundo y deseando ser leído por todo el que, a su vez, lo desee.
Captura del anterior post. |
El post que precede a este recogía errores gramaticales en canciones (aunque no lo especifiqué ni los clasifiqué, era evidente que unos eran más graves que otros). Antes -no recuerdo cómo surgió la idea- había publicado otros tres de composiciones musicales con letras absurdas, graciosas o peculiares (desde mi punto de vista, repito). Pedí sugerencias y me llegaron un par de ellas en las que el problema o como lo queramos llamar era que se cometían fallos de gramática.
Empecé a investigar en esa línea y encontré dos programas de radio que habían tratado el tema a fondo (así lo reflejé, enlazándolos, en mi texto), así como más casos comentados de forma puntual en otras webs y blogs. Como ya comenté, algunos de esos errores sabía yo perfectamente que lo eran; otros me sonaban menos y alguno ya señalé que era probable que lo hubiera cometido yo misma en algún momento. Es decir, no pretendía ir de entendida, porque si bien es cierto que algo maniática de la ortografía sí que soy (creo que debo, por mi profesión, aunque lo fui siempre), eso no significa que no me equivoque, y tampoco quería ni dar a entender que sé más que nadie ni condenar a quienes habían cometido esos fallos. Mi objetivo era hacer algo divertido, de lo que se pudiera aprender -yo, la primera- y así se lo tomó mucha gente, por otra parte (aquí y aquí, personas que lo compartieron en Twitter). Incluso he recibido un mail de una persona que se identifica como compositor y que me felicita por el trabajo (fue trabajoso, efectivamente, como muchos otros posts de Palabras a punto mucho menos leídos).
La entrada en cuestión se convirtió en la cuarta más vista del blog. Las dos primeras llegaron
a portada de Menéame en su día; la tercera trata sobre qué fue de los actores de las series juveniles
de los 90 y es la más vista casi cada semana desde su publicación hace más de un año, seguida de
otras también de temática televisiva que se nutren de visitas procedentes de búsquedas
en Google. A la derecha, el pico de visitas de ayer a las 16.00
El caso es que subí el post a Menéame. Las dos entradas más vistas de este blog lo son por haber tenido buena aceptación allí, algo poco habitual, porque enseguida te echan abajo cualquier cosa que consideren irrelevante -por eso solo cuelgo posts allí muy de cuando en cuando, a veces también han subido alguno otras personas-. También lo hicieron con esta entrada, pero después de haber recibido ya un buen número de meneos y, por tanto, de visitas. Eso se tradujo en comentarios, algunos de ellos críticos, tanto aquí como en la propia web Menéame. Y quiero valorar algunos de ellos:
Y termino, de nuevo, con humor. Mi hermano estará de acuerdo con esto, seguro ;) |
Resumiendo, siempre es un placer que la gente se pase por aquí y, si opinan (independientemente de cuál sea su parecer), mejor. Muestra de ello es que no modero comentarios, ni hay que identificarse (el mail que pide Disqus se lo inventa casi todo el mundo); tampoco borré nunca ninguno a posteriori. Me resultaron divertidas algunas reacciones indignadas, en contraste con lo que pretendía, y como me encanta compartir aquí a veces los entresijos de las cosas, de ahí esta entrada. Pero ya digo, con humor y sin problemas. Y si al final resulta que soy una talibán de la lengua, pues habrá que asumirlo, qué le vamos a hacer ;-)