Ayer por la noche vi a través de Twitter la que iba a ser portada del diario ABC en el día de hoy. También la de La Razón, del mismo estilo. Y lo peor y más preocupante, pensé, es que este tipo de prácticas periodísticas ya no consigan causarme sorpresa -no del todo, lo que no significa que me produzcan repulsa igualmente- viniendo de quien vienen.
Ni que decir tiene que el comportamiento de los grupos radicales que causaron graves disturbios en la manifestación contra los recortes en la educación pública convocada ayer en Barcelona es absolutamente reprobable y que no tiene justificación posible. Pero los responsables son esos: grupos radicales, bárbaros con los que, estoy segura, la mayoría de los manifestantes que salieron legítimamente a la calle en la Ciudad Condal no se identifican.
Esa denominación, la de "grupos radicales" es la que emplean hoy otros diarios como El País, El Mundo o La Vanguardia. Es lo lógico, aunque solo sea por una cuestión de prudencia y, paradójicamente, de responsabilidad. Pero La Razón prefiere atribuir la autoría directamente al Partido Socialista. Ni siquiera lo insinúan, simplemente señalan con el dedo sin rodeos. He debido de perderme el momento en que la "oposición responsable" a la que irónicamente aluden haya defendido estos actos -ellos apuntan a que todo es fruto de la "campaña de agitación de Rubalcaba"-, o ese en que sus protagonistas hayan dicho representar o identificarse con alguna formación concreta.
La Razón también acusa a los socialistas de "burlarse de las víctima del 11-M" por convocar para esa fecha una nueva manifestación, cuando se trata de un domingo, del mismo modo que hubo otra convocatoria este pasado domingo. Y ya asumimos que el tiempo que dure la crisis, sea el que sea, será culpa del PSOE, aunque en campaña el PP iba a crear empleo y sacar al país de la crisis como ya habían hecho en el 96.
Así, como vemos ahora mismo en Twiter, el PSOE, de acuerdo con este tipo de medios, estaría detrás de cualquier tipo de desgracias de toda índole. Del mal en el mundo, para resumir. Eso sí, con permiso del desastre de Chernóbil. Ese, recordemos, fue, según los populares, cosa de Izquierda Unida.
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