Hace unos meses defendí aquí sin fisuras el indulto -finalmente concedido- para el extoxicómano vigués David Reboredo, un caso que provocó una gran movilización social. Ahora está de actualidad otra petición de indulto que también está dando mucho que hablar y que, de inicio, me genera más dudas: la de una madre de Benejúzar (Alicante) que mató al violador de su hija y que tendrá que entrar en la cárcel de forma inminente si no se le concede ese indulto que solicita.
No soy partidaria del "ojo por ojo" ni de la pena de muerte. En ese sentido, está claro que lo que hizo Mari Carmen García al quemar al que primero fue verdugo y que ella convirtió en víctima, es inadmisible e indefendible. Ahora bien, antes el sujeto al que ella asesinó había violado a su hija, Verónica, que entonces (1998) tenía trece años. Trece. Supongo que nadie nos podemos hacer una idea de lo que habrá pasado esa madre y del estado en que estaría para hacer lo que hizo. Bueno, de esto último sí nos la podemos hacer, porque sigue en tratamiento psiquiátrico quince años más tarde y su entrada en prisión, alega su defensa, empeoraría su estado. Además, fue provocada por el agresor de su hija, que disfrutaba de un permiso -cumplía condena de diez años- y, al parecer, le preguntó qué tal estaba la chica.
Mari Carmen ya estuvo año y medio en prisión. Le quedan otros cuatro de una condena que empezará a cumplir el jueves si se le deniega el indulto por segunda vez -la primera fue el pasado abril-. Inicialmente se le habían impuesto más años, se redujo la pena por "enajenación mental". Ella dice que fue el violador el que se le acercó y que se volvió "loca".
Mi conclusión es que para que la justicia fuera justa (hace mucho tiempo que pienso que, en demasiadas ocasiones, ni se aproxima a serlo) habría que analizar cada caso con el detenimiento suficiente. Y yo solo lo conozco de oídas. Pero creo que no nos debemos quedar con que lo mató sin más, porque hay muchos condicionantes previos. Tampoco librarla de toda culpa, porque nadie se puede tomar la justicia por su mano en ninguna circunstancia. Y sobre todo pienso en esa chica que primero sufrió la agresión sexual siendo una niña y que luego ha crecido sumando a ese calvario el del delito cometido por su madre y las consecuencias que le ha traído. Una doble condena que solo con ese indulto a Mari Carmen podría empezar a formar parte del pasado.
Verónica Rodríguez y su madre, Mari Carmen García. Foto: Levante. |
No soy partidaria del "ojo por ojo" ni de la pena de muerte. En ese sentido, está claro que lo que hizo Mari Carmen García al quemar al que primero fue verdugo y que ella convirtió en víctima, es inadmisible e indefendible. Ahora bien, antes el sujeto al que ella asesinó había violado a su hija, Verónica, que entonces (1998) tenía trece años. Trece. Supongo que nadie nos podemos hacer una idea de lo que habrá pasado esa madre y del estado en que estaría para hacer lo que hizo. Bueno, de esto último sí nos la podemos hacer, porque sigue en tratamiento psiquiátrico quince años más tarde y su entrada en prisión, alega su defensa, empeoraría su estado. Además, fue provocada por el agresor de su hija, que disfrutaba de un permiso -cumplía condena de diez años- y, al parecer, le preguntó qué tal estaba la chica.
Mari Carmen ya estuvo año y medio en prisión. Le quedan otros cuatro de una condena que empezará a cumplir el jueves si se le deniega el indulto por segunda vez -la primera fue el pasado abril-. Inicialmente se le habían impuesto más años, se redujo la pena por "enajenación mental". Ella dice que fue el violador el que se le acercó y que se volvió "loca".
Mi conclusión es que para que la justicia fuera justa (hace mucho tiempo que pienso que, en demasiadas ocasiones, ni se aproxima a serlo) habría que analizar cada caso con el detenimiento suficiente. Y yo solo lo conozco de oídas. Pero creo que no nos debemos quedar con que lo mató sin más, porque hay muchos condicionantes previos. Tampoco librarla de toda culpa, porque nadie se puede tomar la justicia por su mano en ninguna circunstancia. Y sobre todo pienso en esa chica que primero sufrió la agresión sexual siendo una niña y que luego ha crecido sumando a ese calvario el del delito cometido por su madre y las consecuencias que le ha traído. Una doble condena que solo con ese indulto a Mari Carmen podría empezar a formar parte del pasado.
*Actualización 26/6/2013: Suspendido el ingreso en prisión (previsto para mañana)
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