El pasado domingo se produjo un hecho un tanto curioso que tengo la impresión de que pasó bastante inadvertido para quienes todavía viven ajenos a Twitter o al resto de las redes sociales. Fue la aparición de este mensaje en el perfil de la minsitra de Empleo, Fátima Báñez:
Captura del Twitter de Báñez en la mañana del pasado domingo. |
En una jornada marcada por la resaca del anuncio del rescate a la banca española -préstamo con condiciones muy favorables, si nos regimos por la terminología del Gobierno- y por los acontecimientos deportivos que estaban por venir -el debut de España en la Eurocopa y la final de Roland Garros que había alcanzado Rafa Nadal y que le supuso finalmente su séptimo título en París-, este tuit aparecía en la cuenta de Báñez justo durante la comparecencia de Mariano Rajoy. Las reacciones en la propia red social no se hicieron esperar, con la comparación entre el récord de parados y el de las burbujas como protagonista en muchos casos:
Algunos ejemplos de tuits sobre los hobbies de la responsable de Empleo |
La conclusión directa era clara: la ministra, en un momento especialmente complicado para el país, dedicándose a pasar el rato con un jueguecito (Bubble Shooter) de esos que en algún momento nos han viciado a todos. El sentido común apuntaba, mas bien, a que algún community manager un poco torpe que no tenía mucho futuro en su puesto de trabajo le habría jugado una mala pasada a la ministra. La solución oficial: el hijo de Báñez, de siete años, le había cogido el móvil y había hecho de las suyas. Según parece, si es que alguien se cree esta versión oficial, el chaval es un prodigio, porque aunque no conozco el juego, se comenta que la puntuación no está nada mal.
Versión oficial en el propio Twitter. La cuenta de la ministraoo llevaba dos meses sin actividad antes de este incidente. |
Báñez ya había sido protagonista días antes por agradecer a la Virgen del Rocío su ayuda para combatir el paro en España. Si se toma en serio, lo de esta ministra es para echarse a llorar. Pero buscando el lado bueno, hay que agradecerle las risas que nos echamos a su costa. Algo es algo.
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