La lotería del no rescate

No suelo hablar mucho aquí de economía. Al menos, no profundizo, porque soy consciente de que no tengo conocimientos suficientes para hacerlo en condiciones. Sin embargo, seguí ayer con interés la comparecencia del ministro correspondiente, Luis de Guindos, que se antojaba importante, pese a que no tanto como para que fuese el presidente del Gobierno el que diese la cara ante los españoles -cosa que finalmente hará esta mañana- ni para que suspendiese su presencia en el partido debut de la selección española de fútbol en la Eurocopa de Polonia y Ucrania.

De Guindos, durante la rueda de prensa ofrecida ayer.

De Guindos aseguró que no había en absoluto rescate. Pero no había más que ver cómo hasta los medios de derechas -menos La Razón, un caso aparte al que esta vez no voy ni a hacer publicidad- utilizaban este término en sus ediciones digitales -la cosa ya cambia hoy en las impresas, también es cierto- para ver que esa idea que se esforzó en trasmitir no caló demasiado. "Siempre decimos la verdad", insistía. Y decían hace 15 días que no habría rescate (lo siguen diciendo, en realidad, solo que ya nadie lo cree).

El País adelantó la noticia del rescate antes de las 19.00 horas.

El ministro, mal encarado, prepotente y rozando la mala educación y la falta de respeto a los periodistas allí congregados, debería haberse mostrado mucho más contento si realmente creyera lo que estaba diciendo. Es un préstamo en condiciones muy favorables que no va a tener repercusión negativa alguna en la sociedad. Nos había tocado la lotería, o tal parecía al escucharle. "Si es así, ¿por qué no se había pedido antes?". La pregunta de una periodista cayó en saco roto: "Ya no tenía usted la palabra, si no le hubiese contestado". Casualidades de la vida, fíjate tú.

El Mundo y ABC también hablaron de "rescate"
pese al esfuerzo del PP por evitar el término.

Tuiteaba yo ayer, acordándome de Zapatero, aquello de "detrás vendrá quien bueno me hará". Con el anterior presidente parecía imposible hacer bueno el refrán. Tengo la impresión de que, en vista de las circunstancias, cada vez hay más gente a la que no le parece tan descabellado.