miércoles, 22 de febrero de 2012

Educación pública, el enemigo

Meses de impagos por parte de la Generalitat a los centros educativos públicos valencianos. En consecuencia, condiciones precarias en los mismos, desde no tener calefacción a carecer hasta de papel higiénico en los baños (un ejemplo especialmente sangrante, aunque uno de tantos, aquí). Y si protestas, te damos. Podría extenderme mucho más, pero esto es en esencia lo que hemos visto estos últimos días ante las manifestaciones de los estudiantes afectados -muchos, menores de edad-: cargas policiales tan violentas como vergonzosas que dieron lugar a imágenes espeluznantes. ¿Es esto lo que quiere Rajoy para su famosa niña? ¿O es que ella va a la privada?

El presidente, mientras, dice que "no podemos dar esta imagen de nuestro país". ¿Cuál? ¿La de la violencia policial indiscriminada o la de los colegios sin folios ni tizas? Y pide "mesura". ¿A quién? A todos, asegura, que ya sabemos que es lo fácil.


Manifestación Valencia 2012: Somos el pueblo, no el enemigo
Manifestación en Valencia: "Somos el pueblo, no el enemigo".

Mientras, La Razón -en la línea del resto de medios tendencia similar- dice que "la izquierda agita a la calle" y que "España no puede ser Grecia". También la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, responsabiliza a una izquierda "pequeña, fraccionada y radicalizada" ("vi la gente que era y cómo era", dijo también), la misma, suponemos, a la que el Jefe Superior de Policía de Valencia calificó como "el enemigo". Un enemigo cuya arma son los libros. Un enemigo que, en definitiva, es la educación pública. Y qué triste si, como nos hacen ver, sólo la izquierda ("radicalizada", repito) se preocupa por defenderla.

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