La gala de los Goya es lo que es: un coñazo inevitable desde el punto y hora de que incluye elementos ineludibles como el discurso del presidente de la Academia o una serie de premios técnicos que suman para el recuento final, pero que interesan más bien poco al gran público y alargan lo indecible la ceremonia de entrega. Este año se le confió a Eva Hache el reto de hacerla más llevadera, pero la humorista no logró hacer olvidar a su predecesor, Andreu Buenafuente, y la gala volvió, en términos generales, al más de lo mismo, incluida hasta la alfombra que antes nos diferenciaba.
Números musicales (a la derecha, Eva Hache), durante la gala. |
La cosa no empezó mal, con número musical, intervenciones cantadas por parte de varias estrellas invitadas incluidas, y la emotiva reaparición de la actriz Silvia Abascal, que entregó un premio junto a Miguel Ángel Silvestre diez meses después de haber sufrido un derrame cerebral. A continuación, el discurso de Lluís Homar -mejor actor de reparto- fue el primero de esos que dan ganas de que se bajen los micros al estilo 59 segundos.
Silvia Abascal, en su reaparición junto a Miguel Ángel Silvestre. |
Hubo que esperar al final de la ceremonia para que No habrá paz para los malvados se consagrara como la película de la noche, al recibir los premios de mejor actor -José Coronado-, director - Enrique Urbizu- y película y sumar así un total de seis frente a los cuatro de la cinta de Almodóvar -cuya cara de pocos amigos y sus antecedentes invitan a pensar que quizás vuelva a estar ausente en la entrega por un tiempo-, La piel que habito -destacando mejor actriz para Elena Anaya, mejor música original para Alberto Iglesias y mejor actor revelación, Jan Cornet- y Blackthorn -todos técnicos-.
Los actores premiados: Jan Cortet y María León (revelación), José Coronado y Elena Anaya (principales) y Lluís Homar y Ana Wagener (secundarios). |
Tres premios se llevaron respectivamente Eva y La voz dormida. Entre los de esta última destacaron una emocionada María León -mejor actriz revelación- y Ana Wagener -actriz de reparto-, que realizó la primera referencia a Garzón al dedicar su galardón "a la gente que sigue luchando por desenterrar memorias olvidadas y voces dormidas a pesar de tener que pagar precios muy caros". La otra alusión vendría de Isabel Coixet, que recogía el premio al mejor documental, precisamente por Escuchando al juez Garzón. "Hubiera preferido no tener que hacer esta película", confesó, para luego aprovechar el título de la que se convertiría en triunfadora de la noche con un "para algunos malvados sí hay paz" y concluir asegurando que "nadie podrá apartar a Garzón de la justicia".
Isabel Coixet y el Muletilla; los responsables de la Academia: Marta Etura, Enrique González Macho y Judith Collel y Paco Roca y Ángel de la Cruz (Arrugas). |
El cine gallego fue otro de los grandes vencedores de la noche gracias a los premios logrados por Arrugas -los dos a los que optaba, arrebatando el de mejor guión adaptado al favorito, Almodóvar- y Bildboy, mejor corto de animación. El "boas noites" salió de los labios de Ángel de la Cruz y Manuel Cristóbal -guionista y productor de Arrugas, respectivamente-, así como de Marta Etura, vicepresidenta de la academia -compartió parte del discurso con el presidenta y la otra vicepresidenta, Judith Collel, saludando entre los tres en las cuatro lenguas oficiales- y, paradójicamente, pareja de Luis Tosar, el nominado gallego que esta vez no pudo llevarse el gato al agua.
Foto de familia de los premiados. |
Otros momentos de la noche fueron para Santiago Segura, que recordó en tono jocoso cómo su película Torrente 4, la más taquillera, no obtuvo ni una sola nominación, ni siquiera el reconocimiento de "poner a trabajar a una persona como Kiko Rivera" -quien, por cierto, se sintió ofendido por esta alusión- y para un par de espontáneos, algo que ya va camino de convertirse en tradición. Tampoco cabe olvidar no tanto al Langui rapeando, sino a Juan Diego, Tito Valverde o Antonio Resines entre sus acompañantes. Pero personalmente, hago mención especial al mejor director novel, Kike Maíllo -por Eva-, que reivindicó el haber estudiado en centros públicos -pena de plano de la cara del ministro Wert en ese momento, probablemente similar a la que puso cuando Hache aludió a que quienes mandan en España son Merkel y Sarkozy-.
Santiago Segura; Griffith y Banderas y Kike Maíllo. |
Grandes dosis de protagonismo correspondieron a las estrellas más internacionales entre los presentes: Antonio Banderas, una Melanie Griffith que intentaba atender a los medios pero que no los entendía y Salma Hayek. En este caso, su relevancia se quedó en el patio de butacas y, previamente, en la alfombra roja. ¿Dónde quedaría aquello de que los españoles éramos tan originales con la nuestra propia, color verde?
Hola, soy Lluís Homar. ¡Que me se olvidó saludar a mi tía la de Cuenca! Vaya despiste. Y me da la impresión de que aún me se queda algún agradecimiento en el tintero. Bueno, si ascaso, cuando me acuerde ya saludaré.
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