ETA anunciaba ayer el “cese definitivo” de su “actividad armada”. Ese es el hecho objetivo. Y no es una mala noticia, no puede serlo. De acuerdo que hay precedentes que nos pueden hacer ser escépticos o que no existen
motivos suficientes para que nos convenzamos de que es realmente el final, pero
eso no puede traducirse en que haya quien quiera dar a entender que no ha
pasado nada.
ETA, en el momento del anuncio. |
La banda ha dicho que deja el terrorismo. Eso no se había dado
antes y como tal tendría que ser contado. No creo que debiera haber cabida para
portadas y noticias de periódicos que se quedan con lo secundario. ¿De verdad
hay que resaltar que ha sucedido a un mes de las elecciones? ¿Tanto pesa el
miedo a la influencia que la noticia pueda tener en ellas? ¿ Y qué es más relevante:
el perdón a las víctimas -sin querer decir con esto que no sea algo esencial- o la posibilidad de que no haya otras nuevas en el
futuro con las que tener que disculparse?
La portada de El Mundo de hoy -por no hablar de la de La Gaceta y alguna más-, como las declaraciones de
Rosa Díez o Jaime Mayor Oreja, me parecen desacertadas. Pero, es más, las
encuentro incluso -en la medida en que no están en condiciones, ni ellos ni nadie, de asegurar ni
una cosa ni otra- una falta de respeto hacia todas aquellas personas que el 20 de octubre de 2011
sintieron que empezaba el final de una pesadilla. O, simplemente, que el
momento de despertar está ahora un poco más cerca.
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