La manipulación como costumbre

Hay manipulaciones que ya todos aceptamos como la cosa más natural del mundo. Estos días lo pensaba con las cifras de seguimiento de la huelga de docentes gallegos. Si la administración dice 22 % y la organización habla de 75 %, no me sorprendo lo más mínimo y automáticamente pienso: pues habrá sido en torno al 50. O eso o, como en todo, puedo optar por quedarme con el porcentaje de la parte que más me interese. Igual harán los medios e igual haremos todos, pero sabiendo que, en el mejor de los casos –si es que no son ambas como parece lógico pensar-, una de las partes miente y mucho.

Imagen de la manifestación. (Fuente: lavozdegalicia.es)

Estos bailes de cifras pueden tener un pase si hablamos de los asistentes a una manifestación, un dato más complicado de calcular –a pesar de haberse hablado ya de métodos que se suponían infalibles a tal fin y que parece que no han triunfado-, aunque eso tampoco justifique unas diferencias tan abismales. Pero en el seguimiento de una huelga en la que cada centro debe facilitar los datos incuestionables de profesionales que se han ausentado de su puesto de trabajo, no se debería consentir que asistamos a semejante falta de objetividad.

Aunque ahora, por suerte, parece que hay marcha atrás, los partidos políticos -a propuesta del PP y con la abstención del PSOE- acordaron este miércoles ejercer un control más directo sobre  los contenidos de los espacios informativos de RTVE mediante el acceso a la escaleta previo a la emisión-. ¿Con qué objetivo? ¿Quizás –por poner un ejemplo-  para asegurarse, ya sin ningún atisbo de duda y más de lo que ha venido siendo habitual en mayor o menor medida desde siempre, de que este tipo de manipulaciones se inclinen hacia el lado de quien gobierne en cada momento?