Se pueden decir unas cuantas cosas de lo ocurrido ayer en El Madrigal -el título de este post es lo que tuvo a bien escribir un medio de comunicación muy ingenioso, como cuento en la parte final- durante el partido que enfrentaba al Villarreal y al Celta. Pero, más allá de un resultado que nos dibujó una sonrisa a todos los celtistas, lo deportivo quedó eclipsado por el lanzamiento de un bote de gas lacrimógeno al terreno de juego por parte de un individuo sin identificar.
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El jugador vigués del Villarreal Jonathan Pereira, golpeando el bote lanzado desde la grada. Foto: AFP. |
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El meta céltico, Yoel, fue el primero en advertir los efectos del bote lanzado y en darse cuenta de que no se trataba de una bengala como se creyó al principio. Foto: As. |
El choque tuvo que suspenderse durante cerca de media hora, un tiempo en el que planeó la posibilidad de que se tuviera que retomar otro día (el Celta ya ha vivió algo similar, por otro motivo, hace un par de temporadas en Cartagena). Al final, el desenlace del encuentro se disputó ayer mismo, sentenciando los vigueses en los minutos que restaban por mediación de Nolito.
En este vídeo se aprecia cómo los presentes se frotan los ojos debido
al picor que les producía el gas. También se percibe cómo la grada increpó
de inmediato con gritos de "fuera, fuera" al responsable del
lanzamiento justo después de producirse este.
Poco más se puede comentar sobre esto al margen de que es obra de un energúmeno -quién sabe si de un enfermo- y de que se trató de un hecho lamentable y aislado al que no se le puede buscar una explicación lógica. Yo sí añadiría que cuando quedan tres minutos y sucede algo así, quizás lo más adecuado era dar el partido por finalizado. Porque el tiempo que quedaba por jugarse era ridículo (suficiente para un gol que obviamente hubieran querido marcar los castellonenses y que, lo que son las cosas, cayó del lado visitante) y porque, aunque no sea culpa del club ni del resto de su afición, la interrupción no deja de venir dada por la actitud de un individuo al que habían permitido el acceso a su estadio -y que quién sabe si seguía dentro y tenía otro bote, por poner un ejemplo...-. Aunque si yo hubiera sido ellos, pensado estrictamente en lo deportivo, también hubiera querido jugar a ver si lograba el empate, para qué nos vamos a engañar.
La megafonía pidió a los aficionados que abandonaran el estadio dados los efectos que estaba produciendo el gas. |
Sí quiero aprovechar también para recordar algo en lo que insisto muchas veces: aunque esto, repito, haya sido aislado por las características del suceso (no recuerdo nada similar), sí es evidente que la violencia que genera el fútbol es un problema que va en aumento y al que no se presta mucha atención a no ser que ocurran muy incidentes graves. Hoy, tenemos también este ejemplo. Uno de tantos.
Más allá de todo lo anterior, no puedo dejar de incluir aquí un titular que ni viniendo de quien viene y sabiendo a lo que nos tienen acostumbrados este medio dejó de sorprenderme. No se le ocurre a Marca otra cosa que titular a raíz de todo esto: "Para llorar en El Madrigal". Ingenio al poder. Como si tuviera el asunto un mínimo de gracia.
Y para terminar con la cara amable, un par de fotos de la alegría céltica. En la de la celebración del gol de Nolito se aprecia cómo esos minutos finales se disputaron prácticamente sin público:
Fotos: Instagram de Andreu Fontás / Marca.