martes, 21 de julio de 2015

El fichaje frustrado por un tuit

He hablado muchas veces aquí de Twitter, de la repercusión que tiene lo que allí se publica y del uso que creo que se le debe dar. En relación con todo esto, ayer conocíamos cómo un club de fútbol, el Deportivo de La Coruña, desestimaba el fichaje de un jugador tras haber llegado a un acuerdo para su contratación. El motivo no era otro que un comentario ofensivo del chico hacia `la entidad ("Puta Coruña, puta Riazor", escribió en esta red social) hace tres años, cuando el futbolista tenía 17.








Lo cierto es que tengo opiniones encontradas sobre esto. Me parece un asunto complejo. Evidentemente, haber escrito eso sobre el club al que te ibas a incorporar no es una buena carta de presentación. Desde luego denota una antipatía hacia el equipo que, de entrada, no parece compatible con fichar por él. Aunque tampoco sé a qué respondía ese tuit en ese momento (si era por algo puntual que había sucedido, en cuyo caso probablemente el chaval ni lo recordaba; si era una animadversión general...).

Sea como sea, estamos hablando de un chaval de 17 años. Por una parte, es una edad suficiente como para que uno sea consciente de sus actos, aunque a diario comprobamos que hay mucha gente de mucha más edad que utiliza Twitter sin pensar en las consecuencias (pero muchos se cuidan de no hacerlo con su nombre y apellido reales, también es verdad). Además, hace tres años el uso de esta red social estaba menos extendido, igual éramos menos conscientes que hoy de lo que suponía y probablemente (o seguro, me atrevería a decir) el chaval jamás imaginó que le traería estas consecuencias.

Pero claro, hay que distinguir entre el error de escribirlo y el hecho de pensarlo. Se equivocó al hacer ese comentario públicamente, dejando que quedara registrado. Pero lo escribió -entendemos- porque lo pensaba y eso tampoco encaja con comprometerse con ese club, creo. También es lícito que cambies de idea -más a estas edades-, que te arrepientes de un comentario que está fuera de lugar -eso es indiscutible, ya sea en Twitter, en un campo de fútbol o en tu casa- o que te tragues tus palabras ante una oportunidad atractiva. El error que cometió le va a impedir disfrutar de esa oportunidad que le habían brindado y, como ha dicho el protagonista, seguramente sea un precio muy caro.




Yo procuro ser siempre consciente de que un tuit mío lo lee cualquiera. Pero supongo que hay momentos, contextos, incluso impulsos. A lo mejor mañana me sacan unos caracteres con los que ya no me identifico o de los que me arrepiento. Puede ser (¡espero que no, claro!). 

Conclusión: ¿ha hecho bien el Deportivo? No lo sé, no me atrevo a dar una respuesta contundente porque no la tengo. Lo que sí creo es que quizá si el club va a tener en cuenta el pasado tuitero de sus futuros refuerzos debería analizarlo antes de la contratación y actuar igual con todos los futbolistas (no esperar a que alguien saque los tuits y en vista de ellos dar marcha atrás, que intuyo que fue lo que pasó). ¿Opiniones?

1 comentario:

  1. Por cosas como estas tengo mucho cuidado con el tono de mis declaraciones desde hace unos años en internet.No sabes quién te puede leer y el mal uso que puede dar de algo sacado fuera de contexto (de ahí que con mi nombre no aparezca nada relacionado con una de mis cuentas).
    Siento por eso mucho que el chaval no fiche por el Deportivo por unos tuits de cuando tenía diecisiete años.Dijo una barbaridad y ahora le explota en la cara. ¡Qué pena!

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