Hace hoy un año descubrí las palabras que José Luis Casaus dedica cada 21 de marzo a su esposa, Elena Lupiáñez Salanova, Elenita, en el aniversario de su pérdida. Lo hace en forma de esquela y utilizando como medio el diario El País donde ella trabajaba. Como conté la fecha de su muerte coincide con el cumpleaños de mi madre (¡felicidades para ella!) y eso ha hecho que, si ya no me iba a olvidar fácilmente de esta historia y de la fecha a la que va ligada, así ya fuera imposible. Así que esta mañana me levanté con ansias de ver la esquela. Había llegado a pensar que quizás José Luis optara este año por dejar de publicarla en un medio que no es lo que fue -dejémoslo ahí, es otro tema-. Pero allí la he encontrado:
La esquela de este año parece transmitir a Elenita que sus dos hijos se han enamorado (y que no solo Cupido se ha dejado notar, sino que, en consecuencia, Venus, "abundante", también lo ha hecho) y que él se encarga de los zumos de naranja y de "desayunos contundentes" en la "habitación de amor" en la que, cuenta, ha devenido su casa. Tirando del humor, la cotidianidad y la vida misma, como las previas.
Por las esquelas de otros años sabíamos que Elenita era "zurda" ideológicamente hablando, que tuvo dos hijos llamados Boris y Yuri que eran muy pequeños cuando ella faltó -y que cumplieron la mayoría de edad en el 2006, por lo que son casi de mi edad- o que le gustaban John Coltrane y Dave Brubeck. Los hijos ya habían sido protagonistas esenciales en todas y cada una de las esquelas: José Luis transmite a su mujer cómo van sus vidas ("mileuristas", "no se van de casa ni con agua caliente"), así como sus gustos, inquietudes, experiencias. También cómo evoluciona el mundo (hay referencias a la televisión, a la tecnología, a la "infame reforma laboral", en una menciona a Kate Moss...). Aparte de más de una cosa difícil de descifrar para los que leemos estos textos desde fuera, pero que no impide que el conjunto despierte nuestra admiración por esta familia.
Los textos de las esquelas describen escenas cotidianas, reivindicaciones, hablan de vivencias duras ("han vivido lo que por edad no conocieron con la obscenidad de tu muerte") y no renuncian al sentido del humor ("su falta de pericia con la plancha -de Yuri y Boris- queda justificada con no sé qué belleza de la arruga"). Pero sobre todo, queda claro que detrás de ellas se esconde una historia de amor.
EXTRA: No tiene nada que ver, pero al lado de la esperada esquela de Elenita me encontré otra inesperada, la del actor Pedro Díez del Corral (1951-2014), que yo recordaba por Celia. Cuando busqué sobre él para este post vi que su último trabajo había sido Hospital Central en el 2003 y ya imaginé que su larga ausencia laboral se debería posiblemente a su estado de salud. Padecía "una larga y penosa enfermedad", según El País. Descanse en paz.
La esquela de este año parece transmitir a Elenita que sus dos hijos se han enamorado (y que no solo Cupido se ha dejado notar, sino que, en consecuencia, Venus, "abundante", también lo ha hecho) y que él se encarga de los zumos de naranja y de "desayunos contundentes" en la "habitación de amor" en la que, cuenta, ha devenido su casa. Tirando del humor, la cotidianidad y la vida misma, como las previas.
Por las esquelas de otros años sabíamos que Elenita era "zurda" ideológicamente hablando, que tuvo dos hijos llamados Boris y Yuri que eran muy pequeños cuando ella faltó -y que cumplieron la mayoría de edad en el 2006, por lo que son casi de mi edad- o que le gustaban John Coltrane y Dave Brubeck. Los hijos ya habían sido protagonistas esenciales en todas y cada una de las esquelas: José Luis transmite a su mujer cómo van sus vidas ("mileuristas", "no se van de casa ni con agua caliente"), así como sus gustos, inquietudes, experiencias. También cómo evoluciona el mundo (hay referencias a la televisión, a la tecnología, a la "infame reforma laboral", en una menciona a Kate Moss...). Aparte de más de una cosa difícil de descifrar para los que leemos estos textos desde fuera, pero que no impide que el conjunto despierte nuestra admiración por esta familia.
Esquelas de Elenita correspondientes a los años 2011, 2012 y 2013. La última imagen es mía, las otras han sido cogidas de aquí y aquí. Todas empiezan con el mismo encabezamiento: "Elenita:". |
Los textos de las esquelas describen escenas cotidianas, reivindicaciones, hablan de vivencias duras ("han vivido lo que por edad no conocieron con la obscenidad de tu muerte") y no renuncian al sentido del humor ("su falta de pericia con la plancha -de Yuri y Boris- queda justificada con no sé qué belleza de la arruga"). Pero sobre todo, queda claro que detrás de ellas se esconde una historia de amor.
El año pasado, La Ventana de Carles Francino
contactó con José Luis Casaus. Estas son sus declaraciones:
"Elena se murió joven y con la angustia y el dolor de dejar a sus hijos tan pequeños.
Lo hago porque creo que es algo que le debo. Nosotros no somos creyentes, se lo envío
a la nada, pero es en definitiva al recuerdo de Elenita explicarle qué es de mis hijos, cómo andan".
Esquelas de Elenita de los años 2008, 2009 y 2010. Imágenes extraídas de aquí. |
Explica, asimismo, que él vivió en Moscú, donde conoció a Elenita. Allí concibieron
a los niños, y de ahí sus nombres. También cuenta cómo su esposa hubiera vivido cabreada
la situación actual (en realidad, lo dijo hace un año, yo me atrevo a decir que sigue siendo
aplicable al hoy). Y cómo discute con sus hijos sobre qué poner y qué no en las esquelas.
Casaus deja claro en su conversación con Francino que "faltaría más"
no es creyente y es de izquierdas. Las esquelas también lo reflejan.
Casaus deja claro en su conversación con Francino que "faltaría más"
no es creyente y es de izquierdas. Las esquelas también lo reflejan.
Estos son los textos que Casus dedicó a Elenita en El País en los años 2005, 2006 y 2007. |
Las primeras de las que he encontrado documentación gráfica corresponden a los años 2003 y 2004. Imágenes de El Huffington Post. |
EXTRA: No tiene nada que ver, pero al lado de la esperada esquela de Elenita me encontré otra inesperada, la del actor Pedro Díez del Corral (1951-2014), que yo recordaba por Celia. Cuando busqué sobre él para este post vi que su último trabajo había sido Hospital Central en el 2003 y ya imaginé que su larga ausencia laboral se debería posiblemente a su estado de salud. Padecía "una larga y penosa enfermedad", según El País. Descanse en paz.
Esquela del actor Pedro Díez del Corral, al lado de la de Elenita Lupiáñez Salanova. |
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Muy buena la historia. Iba a mandarla a 'meneame', pero veo que alguien ya lo ha hecho.
ResponderEliminarLa muerte es una putada para quien se queda vivo. Dentro de la tristeza que produce escribir todos los años a la persona que ya no está, parece que esta familia lo lleva con bastante naturalidad. Sin duda estas esquelas se deberían recoger en un libro de historia y emociones. Lo tiene todo.
ResponderEliminarSí, naturalidad es la palabra. Me parece admirable :)
ResponderEliminarLa descubrí casualmente hace un año, al ver la esquela. Ayer ya la estaba esperando :)
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