La jornada electoral
americana del pasado 6 de noviembre se convirtió en el evento más tuiteado de la historia. Ahí es nada. Además, los menos de 140
caracteres –tres palabras y una foto- del candidato demócrata, Barack Obama,
tras conocerse que había resultado vencedor de los comicios fueron, también, los
más reproducidos: 327.453 veces en los tres minutos siguientes a su
publicación y más de 800.000 en el momento de redactar este post.
Esta imagen tuiteada por Obama en compañía del texto "four more years" (cuatro años más) es la más reproducida de la historia en Twitter. |
Otros tuits del presidente reelecto sabiéndose ya como tal. |
Las anteriores votaciones en Estados Unidos se celebraron en 2008, cuando ya se empezaba a intuir el potencial de
estas herramientas. Pero es sabido que cuatro años son mucho, muchísimo tiempo,
en el ámbito tecnológico y estas elecciones, las
primeras en que los medios sociales han resultado pieza clave, se han
convertido en un ejemplo clarificador.
Las cuentas de Twitter de los
medios de comunicación fueron el modo preferido –y, probablemente, el mejor en
todos los aspectos a la espera del análisis posterior– para seguir el desarrollo de los acontecimientos,
más que sus propias páginas web. Como ejemplo de su despligue, la lista de
Twitter de El País con los usuarios más relevantes para no perder detalle.
Todos los medios -a nivel
mundial- utilizaron sus perfiles en esta red social para ir dando cuenta al
instante de las novedades según se iban produciendo; lo que, al fin y al cabo,
es lo que tratan de hacer actualmente con cualquier otro evento relevante o
noticiable: informar de él con la mayor inmediatez posible e ir narrándolo a
medida que sucede en caso de ser un hecho que se prolonga durante un tiempo
(una rueda de prensa o comparecencia relevante, un acontecimiento deportivo que
lo sea…). Una muestra de cómo los medios sociales están cambiando el periodismo... y el mundo.
Estas elecciones no se iban a
quedar atrás y tampoco los candidatos podían permancer al margen de este
fenómeno, de manera que su
presencia en las redes fue abrumadora durante toda la campaña:
Tanto Obama como Rommey han hecho campaña a través de Facebook y Twitter (@BarackObama, @MittRommey) imponiéndose en ambos casos el primero en número de fieles. También ambos han estado en YouTube (canal de Obama; canal de Rommey) y Flickr (candidato demócrata; candidato republicano), mientras que solo el presidente reelecto apostó a mayotes por Tumblr y Google +. A esto hay que añadir las respectivas webs de campaña: http://www.barackobama.com/ y http://www.mittromney.com/ |
Influencia en Twitter de los concurrentes, en función de las menciones recibidas (Fuente: Oxford Internet Institute). |
Más allá de medios, periodistas y
de los propios candidatos, cabe destacar también la participación de otros
famosos cuya influencia es abismal. Son muchos los que han hecho campaña por
uno de los aspirantes y les han mostrado su apoyo de forma pública a través de
las redes, una manera nada desechable de sumarse a la causa:
De izquierda a derecha: publicaciones de Beyoncé en Facebook, Eva Longoria en Twitter y Lady Gaga en Facebook. Más ejemplos: Rihanna, Ricky Martin, Katy Perry o Justin Bieber. Los simpatizantes de Rommey se han dejado ver mucho menos en los medios sociales. |
La importancia de las redes
sociales ya se preveía meses antes de celebrarse las votaciones, como refleja esta
pieza de Lorenzo Milá en TVE el pasado septiembre. Ya entonces Rommey iba
sensiblemente por detrás, situación que se ha mantenido durante toda la campaña
y que, por qué no, puede haber sido un reflejo del resultado final. Ya pasados los comicios,
muchos consideran que hemos vivido “the first
social media election ever”.
Imágenes extraídas de Internet que simbolizan la importancia de Twitter en estos comicios. |
Pero hago especial hincapié en
Twitter porque los datos hablan por sí solos, y tal y como se
indica en su blog oficial, este acontecimiento produjo 31 millones de tuits. Nos queda la duda de hasta qué punto ha llegado su influencia; que esta ha existido parece, a todas luces, innegable.
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