Todos hemos oído alguna vez que los buenos van al cielo y los malos al infierno. En la misma línea de los dibujos animados donde un protagonista tiene que decidir entre hacer caso al angelito o al demonio, o de cómo, continuando tono infantil que todo lo anterior, a los niños se les prometen los juguetes en Reyes si se portan bien y se les amenaza con el temido carbón en el caso contrario. Es la clásica dicotomía entre el bien y el mal, tan presente en el catolicismo de la mano de esa oposición cielo-infierno (con permiso del purgatorio) con la que comenzaba.
Sor María Gómez Valbuena ha fallecido a los 87 años. |
Esta mañana nos levantábamos con la noticia del fallecimiento de Sor María Gómez Valbuena, una monja que no es conocida por las obras sociales con las que se podría asociar a una persona como ella -y que, efectivamente, llevan a cabo muchas religiosas anónimas que sí realizan una labor encomiable-, que en teoría entregan su vida a Dios y a los demás. Lo que supuestamente hacía esta es entregar a otros los bebés de los demás; porque a Sor María la conocemos por estar imputada en varios casos de robos de bebés entre las décadas de los 60 y los 80 que ahora podrían ser archivados.
La semana pasada, sin ir más lejos, una de las madres denunciantes tenía una cita con la persona sospechosa de haberle arrebatado a sus hijas gemelas; entonces, la defensa de la monja alegó problemas de salud que le impedían acudir al juzgado a declarar y la mujer víctima del robo en cuestión lamentó no poder verse con ella "cara a cara" como le hubiera gustado. Ahora, ni ella ni tantas otras (sin olvidar a los padres) podrán hacerlo.
Imágenes correspondientes a concentraciones del colectivo SOS bebés robados. |
Siendo Sor María religiosa, es de suponer que ella sí creía en el cielo y en el infierno. Y me pregunto si se habrá ido con la conciencia tranquila. También cabe recordar que esa Iglesia Católica a la que pertenecía -y que, ojo, hace una labor social digna de ensalzar en muchos casos, repito- es la misma que condena y a veces criminaliza el aborto, el matrimonio homosexual o incluso el uso de anticonceptivos por considerar todo esto contranatura. Una iglesia que se empeña en decidir lo que se debe hacer y lo que no yendo mucho más allá de lo que nadie discutiría que está mal (matar, robar, etc. etc.) para luego tener que ver cómo muchos, desde dentro, incurren en daños a los demás como los que suponen la pederastia o el robo de bebés, que ya no es que entren dentro de lo opinable, sino que son de los que resultan condenables a todas luces.
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