Que los españoles optemos por hacer turismo dentro de nuestro propio país es, seguramente, una recomendación sensata y acertada. Lo es en la medida en que -aunque no creo que haga falta que lo recuerde- nos encontramos en una situación más que delicada en lo que al terreno económico se refiere, y la elección de un destino vacacional próximo contribuye a su mejora, además de resultar, en principio, más asequible para el viajero.
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| José Manuel Soria, durante sus peculiares declaraciones. |
Así, hay muchos argumentos para defender esta elección. Pero el ministro Soria quizás no utilizó los mejores o más razonables en unas declaraciones hechas hoy en las que parece que el responsable de la cartera de Turismo está de broma. Nos dice que se debe escoger España "siempre, siempre" -¿qué tendrá de malo conocer mundo si se tiene la oportunidad, independientemente de que haya en nuestro país montones de sitios que merecen la pena?, ¿miedo a las comparaciones, quizás?-, que solemos irnos a "lugares recónditos con playas en las que hay demasiados mosquitos" -¿?-, que estos destinos por los que optamos rondan los 35 o 40 grados -con esto parece descartar Andalucía, por ejemplo- y, para rematar, nos indica que allí "el agua no está tan templada como en España" -con esto, Galicia y el resto del Cantábrico tachada también, ¿no?-.
Como digo, parece que el ministro está de cachondeo cuando hace semejantes afirmaciones. Y en esa línea, con ironía, le contestaban hoy muchos tuiteros -entre ellos, varias caras conocidas- con los que termino este post:
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