Ayer, jornada marcada a nivel informativo por la constitución del Parlamento, el protagonista fue un bebé de ocho meses. En concreto, se trataba del hijo de la diputada de Podemos Carolina Bescansa, pues a la integrante de la formación de Pablo Iglesias no se les ocurrió otra cosa que llevarse al pequeño al hemiciclo.
El revuelo fue total, pese a que no era algo del todo novedoso, como luego muchas noticias se encargaron de recordarnos. También nos fuimos enterando -yo no lo sabía, al menos- de que el Congreso tiene guardería donde podía haber dejado al crío. Se puede pensar que lo hizo como una manera de reivindicar el papel de la madre trabajadora, pero yo lo vi más como una manera innecesaria de llamar la atención. Sobre todo si sabemos que no tenía necesidad de hacerlo, aunque solo sea por el mero hecho de tener a su disposición la guardería.
Si además nos enteramos de que Pablo Iglesias ya había propuesto a Yolanda Díaz como estrategia que fuera a diferentes reuniones y actos políticos acompañada de su niña, la cosa no suena muy bien. En todo caso, como bien leía por ahí también, se ha hablado mucho de este tema, y hoy también de Villalobos y las rastas, pero poquito de Gómez de la Serna, diputado del PP investigado por corrupción que ha pedido la baja en el partido, pero que no renunciará al acta.
Muchos partidos nuevos, sí. Pero no tengo la sensación de que hayan cambiado tantas cosas en el Parlamento, ni siquiera a base de ver a bebés entre los diputados.
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