Abdicaciones a falta de retiradas

España quedó eliminada hace un rato de un mundial de fútbol que no deja un solo buen recuerdo para la afición de esta selección. Dos derrotas y siete goles encajados, todos llegados tras el único a favor que logró el equipo, son el balance numérico de la cita. Una cura de humildad para muchos y una buena dosis de realismo para todos. 

Esta foto ha sido una de las más utilizadas en las portadas
de los medios digitales tras el fiasco de España en Maracaná.

Coincide en el tiempo este desastre deportivo con la abdicación del Rey -hoy mismo ha sancionado la ley que abre el camino a Felipe VI- y a veces resulta que en periodismo la imaginación al poder no está precisamente (ya jugamos con el tema de la Corona con Rafa Nadal hace unos días) y hoy muchos de los titulares están yendo por ahí. Lo dijo también Manu Carreño: "El mismo día que abdica el Rey, España pierde su corona". Otros recurren al término nunca antes escuchado de "maracanazo", dado el escenario del choque. Que será un día recordado es algo seguro.

El relevo en la corona de España y la eliminación de la selección
de fútbol del mundial casi han coincidido en el tiempo.

No me puedo resistir tampoco a comentar el momento anuncio de Cruzcampo con el mensaje "¿Por qué no vamos a ganar este Mundial?" emitido justo después de consumarse el fracaso. Demasiada falta de previsión. Como demasiado fue tantas veces el triunfalismo. ¿Qué hay de aquella tontería de "soy español, ¿a qué quieres que te gane?". Nada de nada, porque es y fue siempre -hoy como en el 2012, en el 2010, o en el 2008- una tontería, un alarde sin sentido.

Este es el anuncio en cuestión (0.16).

Y la famosa "profecía de 1966", que se ha cumplido en un nuevo punto.

Dejo por aquí los titulares que los medios digitales (o en sus ediciones web) dedican al tema deportivo. Y me acuerdo de dos posts: La fiesta en miniatura de La Roja (porque este año no viviremos nada similar) y De esta agua no beberé, porque Vicente del Bosque dijo en su momento que no seguiría al frente de la selección y de no haber reculado se hubiera ahorrado el mal trago de hoy. Qué difícil debe de ser retirarse en lo más alto, que casi nadie es capaz de hacerlo. Juan Carlos I, por cierto -recordemos cacerías, Urdangarines y demás escándalos que le han empujado de una manera u otra-, tampoco.