Este es un post atípico, pues surge de una propuesta. He aceptado con gusto porque, como seguramente nos pasa a todos, valoro mucho el trabajo de personas que hacen cosas que distan mucho de lo que a mí -supuestamente- se me da bien y que, por tanto, me resulta tan complicado como admirable.
Entre esas personas que me suscitan admiración por su labor están los profesionales de cualquier ámbito que ponen empeño y tienen vocación, pero cuentan con hueco especial aquellos que se dedican su actividad profesional a la ciencia. A algo que es en beneficio de todos y de lo que solemos acordarnos cuando nos toca o nos interesa. Son protagonistas en los últimos tiempos por los recortes, por no tener futuro en España y marcharse (aunque esto se nos pueda aplicar a casi todos), por verse obligados a afrontar dificultades acentuadas por el hecho de que, en un alarde de inconsciencia, se les pueda llegar a incluir en el grupo de lo prescindible o de lo no prioritario.
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