Propiedad intelectual y sentido común

Todos hemos oído hablar de la polémica por la Ley de Propiedad Intelectual, en mi caso, especialmente de la cuestión del canon AEDE o Tasa Google y la supresión del servicio de Google News para noticias de medios españoles. Sin embargo, poco a poco vamos conociendo otras consecuencias en las que no había reparado. Hoy, en concreto, quiero comentar tres que, a bote pronto, me merecen opiniones diferentes ente sí, pero dejando claro ante todo que no soy en absoluto experta en la materia y que doy (como siempre) simples opiniones que quizá son equivocadas.

Alumnos de un colegio público disfrutando de una película
en su aula. Foto del blog del centro correspondiente.

• Los profesores no pueden poner películas en clase a sus alumnos. Creo que las películas, los documentales y las series son instrumentos muy atractivos para el alumnado y que, bien escogidos en relación con temáticas concretas, pueden ser un gran complemento que ayude al aprendizaje y a fijar los conceptos. Recuerdo ver películas en clase de Historia o series en versión original en sesiones de inglés, prácticas que ya entonces no estaban permitidas, pero en relación con las cuales la normativa se ha vuelto más severa. Puedo llegar a entender la prohibición, pero también me parece una lástima que ciertas obras artísticas muy válidas para ese fin no puedan ser empleadas como herramientas educativas. La Xunta de Galicia ha recordado recientemente a los docentes mediante una circular que solo pueden proyectar pequeños fragmentos. ¿No se podría encontrar una solución intermedia?

• No es posible reproducir textos íntegros de otra web aunque se mencione su autoría original. Aquí ya tengo una percepción en parte diferente en función de la manera en que se hiciera. Una cosa es coger esporádicamente información tal cual de una web indicando su procedencia y otra es hacerlo de manera sistemática. Esto último es (o era) el modus operandi de muchas webs que indican el origen de la manera menos visible posible y que, además, se lucran con las visitas que reciben sus sitios (que se nutren de trabajo realizado por otros). Es diferente a lo haga yo, por ejemplo, que no recibo ningún tipo de ingreso por el blog (y que, de hecho, empleo algunas imágenes que no son propias señalando a quién pertenecen).

• Sin apuntes en los campus virtuales. Va en la misma línea del primer apartado, aunque en este caso es un paso atrás más evidente. Como se explica en el cuarto punto de este artículo, las Universidades deberán pagar para compartir materiales académicos en los campos virtuales y eso se traducirá o en la necesidad de prescindir de ellos o en el aumento de la cuantía que se paga por las matrículas. De nuevo en quien impacta negativamente esto es en los alumnos, en el sistema educativo y en la sociedad.

En resumen, este tema me parece bastante complejo, hay muchos ámbitos afectados y muchas aristas, infinitas posibilidades de vulnerar las normas sin siquiera darnos cuenta. Pero creo que habría que haberse guiado un poco más por el sentido común ya no ahora, sino desde hace mucho tiempo.