jueves, 16 de enero de 2014

Volar lejos

Ya estoy de vuelta después de una semana fuera en la que he volado cuatro veces (dos idas y dos vueltas) con Ryanair (o Rianer, como pronuncia, solo cuando lo dice en gallego, la megafonía de Lavacolla). Lo había hecho muchas otras veces, pero hacía bastante tiempo, así que estos viajes me han servido para recordar algunos de los aspectos que caracterizan a la manera de proceder de la compañía y también para comprobar cómo han cambiado las cosas en este tiempo.


Uno de los aviones de Ryanair en los que viajé estos días.


Vaya por delante que cuando eliges esta empresa sabes lo que hay y que entra dentro de lo lógico que, con su precio, tengas menos comodidades que en otras. Y que lo importante es llegar, como dirían las abuelas. Pero no deja de ser curioso que la misma chica que te explica cómo proceder en caso de emergencia -carcajadas cuando recalcó que los móviles en el despegue debían estar "a-pa-ga-dos"- te comunique minutos más tarde que puedes hacerte millonario comprando sus rasca y gana: "Colaboramos con la ONG Pequeño deseo para niños que sufren cáncer en su infancia -dejaré estar lo de que, si son niños, sobra lo de la infancia-. Si hoy se siente solidario o si simplemente quiere hacerse millonario, compre", palabras textuales de la azafata. Horror.

En otro de los vuelos, un miembro de la tripulación soltó por esa boquita que con el dinero que ganaras podrías "comprar de todo, incluso una pareja". Para luego añadir "no, no, es broma". Lo dejo en pareja porque no recuerdo si dijo "mujer", espero que no. Ya en los compartimentos, tienes todo tipo de publicidad, pero eso no es nada al lado de la teletienda en la que se convierte la megafonía a lo largo de todo el vuelo.


Publicidad y seguridad, entremezclados.
Foto: Óscar Chaves (@chavesamieva)

Te anuncian que tienen a tu disposición comida, bebida, perfumes, juguetes y qué sé yo qué más que luego la tripulación pasea sin ningún convencimiento y sin que prácticamente nadie adquiera nada. La revista gratuita que te entregan te la recogen luego -no es que sea una gran pérdida, pero vaya-. Y, antes de eso, te meten en el avión a toda prisa, explicando parte de los procedimientos de seguridad -"obliga la ley", aclaran, como si de lo contrario no fueran a hacerlo- a los pasajeros sentados mientras otros todavía no han entrado. Si no hay más sitio para poner arriba el equipaje de mano, pues en tus piernas y listo (debajo del asiento tampoco cabía; nunca antes había viajado así).

En uno de los vuelos el retraso fue de 45 minutos, de modo que no lo pudo arreglar ni su táctica de "recuperar el tiempo durante el vuelo". En ningún momento pidieron disculpas ni hicieron referencia alguna a esta circunstancia. En el monitor de la puerta de embarque cambiaron repentinamente la hora de salida como si tal cosa. No figuraba la palabra "retraso" ni tampoco nadie la pronunció.


Interior de un avión en Ryanair, con publicidad en
los compartimentos de equipaje. Foto: Wikipedia.

En otro orden de cosas, y con independencia de la compañía, resulta llamativo ver cómo nada más paralizarse el avión, un vistazo por los pasajeros que esperan para salir revela como el que no está con el móvil en la mano, encendiéndolo o directamente ya comunicándose a través de él, es la excepción.

También yo estuve bastante pegada a mi móvil aprovechando las redes wifi que encontraba durante mi estancia en el extranjero. Así me enteré a duras penas de lo ocurrido en Gamonal, de la muerte de Juan Gelman, de la entrevista de Ana Pastor a Wert, de las muertes por Gripe A -y pensar que mi padre la tuvo tiempo después de que pasara la "fiebre" y casi nos lo tomamos a cachondeo...-, de la creación del nuevo partido de Ortega Lara, de la infidelidad de Hollande, del cantadísimo Balón de Oro a Cristiano Ronaldo o -la mejor de las noticias- de la victoria del Celta ante el Valencia, entre otras cosas.

Pero lo cierto es que de vez en cuando se agradece volar lejos y desconectar. Incluso cuando lo haces de la mano de Ryanair. Y si hay retraso, te ahorras las trompetillas. Definitivamente, todo tiene su lado bueno.

5 comentarios:

  1. Seguro que sabes quién es Michael O`Leary,pero si no es así te dejo un enlace sobre este pájaro.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Michael_O'Leary_(businessman)



    Entre sus "ocurrencias" las siguientes : negó la existencia de la nube de cenizas tóxicas del volcán islandés de hace unos años,el repostaje en menor cantidad de los aviones para conseguir la preferencia en las pistas de los aeropuertos (no pueden dar vueltas en los alrededores porque no tiene combustible de sobra), varios casos con aviones llenos de chinches o pulgas, las irregularidades en los teléfonos de atención al cliente (el número es de Irlanda,no existe uno en España),intentó subir las tasas para embrazadas y pasajeros con sobrepeso (dos sitios en vez de uno),un proyecto no realizado para vender plazas de pie en los aviones,etc.


    Menos mal que no tuviste problemas con tu equipaje ni en la ida ni en la vuelta.Me alegro.

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  2. Yo con Ryanair jamás tuve problema y volé bastante con ellos. No sé a dónde volaste, pero yo los vuelos internacionales que hice con ellos vi a mucha gente no española gastándose una pasta en las cosas que venden, sobre todo los ingleses.

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  3. Ya, a ver, yo tampoco tuve "problemas", solo que me llaman la atención (para mal) algunas cosas. Hice Santiago-Madrid, Madrid-Dublín y los dos a la inversa. Yo también viaje bastante con ellos, pero hacía como dos años desde la última vez. Hay cosas molestas, pero compensa por lo que ahorras. Ya digo que lo importante es llegar ;)

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  4. Solo llevaba equipaje de mano. No lo perdí de vista en ningún momento. La verdad es que nunca en ninguna compañía me perdieron la maleta cuando facturé, pero devolvérmela bastante perjudicada, sí.


    Lo conozco, sí. Y aún hay que dar gracias porque ahora se pueden llegar dos bultos de mano, que hubo una época en que no permitían los bolsos...

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  5. Ten en cuenta que los trabajadores que manejan el equipaje trabajan muy rápido,les pagan poco y están en muchos casos por horas en más de una compañía (conocí a varios que estaban en dos para cotizar ocho horas diarias).De ahí que tengan poco cuidado con las maletas y se limiten en muchos casos a lanzarlas dentro de las bodegas de los aviones (que se abran por un golpe es lo "habitual") ; por eso me recomendaron forrarlas con plástico y poner un buen candado en el caso de facturarlas.


    Yo llevé en un par de ocasiones una maleta con casi 30 kilos de peso,una mochila con otros diez y el "maletín" del ordenador.Con la más grande podía yo a duras penas,por lo que hazte una idea cuando la tuvieron que cargar en el "tren del equipaje" y luego a mano meterla en la bodega.
    ¡Ni el martillo de Thor (cuenta el mito nórdico que sólo él podía levantarlo del suelo y volvía siempre a su mano cuando lo lanzaba)! jaja

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