No tenía idea de dejar pasar tanto tiempo entre la primera parte y esta segunda y penúltima, pero aquí está. Hoy repaso la segunda mitad del libro ¡En qué estaría yo pensando!, en el que periodistas de El País hacen un ejercicio muy elogiable al poner de manifiesto los errores que consideran que han sido los más graves que han cometido en sus carreras. Como ya comenté, me encantó.
Para los que hayan leído la entrega anterior, que no piensen que me escaqueo de lo que prometí. Mis errores los contaré finalmente en una tercera parte por dos cosas: 1. Que este post ya es lo suficientemente largo. 2. Que necesito tiempo para localizar los que recuerdo y también para recordar más (y no dispongo de mucho). No digo cuándo, ¡pero cumpliré!
- Ruiz-Gallardón y la bicicleta. Mábel Galaz se arrepiente públicamente de un reportaje aparecido el 6 de junio de 2005. En aquel momento, Madrid luchaba por ser ciudad olímpica en 2012 y, coincidiendo con el Día Mundial del Medioambiente, se organizó una fiesta para impulsar la candidatura y festejar la efeméride. Dado que el proyecto olímpico incluía múltiples espacios verdes y para bicicletas, Galaz pensó en inmortalizar al entonces alcalde, Gallardón, llegando al evento en vehículo de dos ruedas. Tras gestiones nada sencillas, lo logró, pero Madrid no fue elegida sede de los Juegos (tampoco en un intento posterior estrechamente ligado al relaxing cup of café con leche) y las políticas verdes prometidas nunca se plasmaron en la capital. "Me arrepiento de haber dado esa imagen ecológica de Gallardón", dice la profesional. Aunque matiza que su objetivo no era otro que "ofrecer al mundo una imagen optimista de la ciudad".
- Público culpable. Luis Gómez entona el mea culpa por una metedura de pata generalizada en el periodismo español y que, en última instancia, creo yo, vino dada por los errores de la justicia. Se trata del crimen de Rocío Wanninkhof y de cómo Dolores Vázquez fue tratada como la asesina después de que un jurado popular la condenara como autora de la muerte de la joven de Mijas y llegara a cumplir parte de la condena que se le impuso, pese a que luego se demostró que no tenía nada que ver con los hechos. Gómez asume que publicó un perfil de ella que retrataba "sin fisuras" a una persona culpable, dedicándole adjetivos como "fría", "agresiva" y "dura" con sus subordinados. "Ninguna de esas apreciaciones fue comprobada por mí, sino obtenidas de fuentes implicadas en la investigación", señala. Eso no le impidió dejarse llevar y darlo por hecho, como hizo la sociedad española en su conjunto, guiada en parte por reportajes como este. Estremece el detalle que revela Gómez: al salir de prisión, Vázquez anotaba los lugares que visitaba y las matrículas de los vehículos que tenía la sensación de que la podían estar siguiendo
Luis Gómez es solo uno de tantos periodistas que, invitados por los datos que trascendían, dio a Dolores Vázquez por culpable del asesinato de Wanninkhof. |
- El tarugo era yo. Álex Grijelmo, encargado de coordinar el libro y autor del prólogo, también habla de una equivocación suya en primera persona. Y al hacerlo se autodenomina nada menos que como "estúpido, arrogante y pretencioso". Se debe a un artículo que se le fue de las manos sobre Javier Villarroya, internacional en el que centró sus iras por el mal juego desplegado por la selección española de fútbol en un encuentro del Mundial del 90. Él no trabajaba para la sección de deportes, pero tras "despotricar" viendo el choque en la redacción, los compañeros le animaron a escribirlo y se lanzó. Una carta al director consiguió ruborizarle y hacer que se diera cuenta de que se había pasado de la raya. "Los periodistas nos creemos con el don de la verdad y tenemos la pluma fácil para juzgar a otros", reflexiona. Muy cierto.
Esta es la carta al director que abrió los ojos a Álex Grijelmo y contribuyó a que hoy diga que el tarugo era él. Merece la pena echarle un vistazo. |
- Medicina: la humildad. Era novata en la sección de Nacional Vera Gutiérrez Calvo cuando cometió el error que relata. Su jefe le había recomendado pasarse por el Congreso, poniéndola sobre aviso de que "hay muchos debates aparentemente secundarios que no lo son". Allí se plantó y se fijó en uno: la propuesta de dos formaciones para la creación de una renta básica de ciudadanía, algo que le pareció completamente disparatado. Propuso el tema y se lo compraron, lo que le llevó a publicar esto el 3 de octubre de 2007. "Al leerme al día siguiente, me di cuenta de que había escrito con gran alegría de algo que en el fondo desconocía por completo". Y al documentarse mejor cayó en la cuenta de que había redactado una crónica "salpicada de ironías y prejuicios" sobre algo mucho más serio y, aunque controvertido, defendido también por diferentes colectivos sociales con argumentos sólidos.
- Aquel sábado con Boadella. Borja Hermoso pagó un mal día suyo con la persona sobre la que le tocaba escribir en aquella jornada que querría borrar. El damnificado fue el integrante de Els Joglars Albert Boadella, que, tras ser fichado como director de los Teatros del Canal, tuvo que leer sobre él un titular que rezaba: "Un bufón en la corte de Esperanza Aguirre". "No se merecía aquella página, pero por mi culpa la tuvo", dice el autor. Este mal uso del término bufón tuvo lugar el 21 de septiembre de 2008.
El uso de palabras también juega malas pasadas, como le ocurrió a Borja Hermoso al referirse como "bufón" al Albert Boadella. |
- El traje de virrey, o Camps y yo. A Antonio Jiménez Barca le pasó un poco lo que a Mabel Gálaz, pero quizá a mayor escala. Los dos ofrecieron una imagen del político protagonista de sus informaciones que la realidad se encargó de desmontar con el paso del tiempo. En este segundo caso, ocurrió con Camps, del que se publicó un retrato en calidad de posible sustituto de Rajoy como se había hecho con otros nombres susceptibles de tomar el relevo al mando del PP al hoy presidente del Gobierno. El periodista se trasladó a Valencia y departió con su interlocutor, que le resultó un tipo "simpático, inteligente y mesurado". Eso fue lo que plasmó en su texto del 27 de abril de 2008, avalado también por testimonios laudatorios procedentes de personas de su entorno que lo pintaban como alguien modélico. Después vino Gürtel y no hace falta añadir mucho más.
A Antonio Jiménez Barca le vendieron un Camps ideal que se correspondió con su impresión personal, pero luego resultó no ser tan modélico como parecía. |
- Sugerir más que mostrar. Está muy a la orden del día advertir cuando un texto contiene spoilers (que te destripan parte de lo que ocurre en la obra a la que se alude, en definitiva) y el lector lo agradece. Por ahí van los tiros con la metedura de pata de Winston Manrique Sabogal, que tras ver la película Tren de sombras en 1998 y charlar con su director, se dejó llevar en exceso y acabó por "revelar demasiadas claves del filme" como consecuencia de no dejar "reposar lo suficiente las sensaciones" que le dejó la producción. Fue el 16 de enero de 1998.
Destripar demasiado sobre una película es un riesgo que corren los críticos. Winston Manrique Sabogal considera que cuando escribió sobre Tren de sombras traspasó los límites. |
- Yo que tú no lo haría, forastero. En muchos de los casos que recoge el libro, los errores no tuvieron demasiada repercusión. Javier Martín, por el contrario, llegó a ser declarado persona non grata por el ayuntamiento de Pamplona por un artículo suyo sobre los sanfermines. El rechazo le cogió totalmente por sorpresa y explica cómo se corrió la voz y recibió críticas de gente que ni había leído el texto, pues fue en 1989, cuando, sin Internet, no era tan fácil como ahora acceder a textos pasado el día de la publicación. Pese a ello, el autor admite que algo tuvo que hacer mal para causar semejante reacción. Él había querido hacer una previa huyendo de los tópicos al ser un tema muy manido, y para ello eligió la perspectiva de destacar que se trata de unas fiestas únicas con aspectos atrevidos que quizá se prohíban en algún momento. Con el titular (el mismo que emplea en su pieza del libro) buscaba provocar para que el lector extrajera la conclusión contraria: que debía ir cuanto antes y no perdérselo. Pero no se entendió así y por ello asumió que el error había sido suyo. "La intención era buena, pero el artículo, demasiado pretencioso", sentencia.
Javier Martín quiso animar a la gente a ir a los sanfermines con un titular que parecía indicar exactamente lo contrario. El rechazo fue generalizado. |
- Ironía fuera de contexto. Walter Oppenheimer es de los que creen haberse equivocado con el enfoque de un texto. Fue en un reportaje sobre los debates del Foro Social de Londres que vio la luz en el año 2004. "Hoy no lo publicaría porque lo más importante de aquel foro, los debates, no quedaba reflejado en aquella crónica de color. Sacado de contexto y publicado en solitario, aquel texto irónico no tenía sentido", analiza. Y añade que como pieza complementaria quizás hubiera estado bien, pero no como la única información del acontecimiento que aportaba el diario El País.
La ironía con un tema que no se prestaba demasiado jugó una mala pasada a Walter Oppenheimer en su crónica sobre el Foro Social de Londres. |
- La 'cagada' de la orca. Creo que todos los periodistas (me incluyo) hemos comprobado alguna vez que un error aparentemente pequeño puede echar al traste un trabajo costoso. Así se resume la experiencia que comparte en ¡En qué estaría yo pensando! Patricia Ortega Dolz, que relató el fallecimiento de un joven atacado por una orca en un parque en Canarias. "Mi error fue decir que 'los espectáculos continuaron en las mismas piscinas' después de la muerte", confiesa. Señala que aquello añadía aún más dramatismo a la historia, pero es que resultó que la memoria de sus fuentes había fallado y que no había ocurrido de esa manera. Se equivocó, recuerda, en un detalle, "pero un detalle que echaba por tierra una investigación de dos semanas". Dolz hace hincapié en su texto en lo básico que resulta comprobar cualquier dato y, si no es posible hacerlo, atribuirlo con claridad a la fuente. Obviar esto fue lo que le pasó factura en su reportaje del 27 de octubre de 2013.
Patricia Ortega Dolz no comprobó un detalle que le comentaron dos fuentes, una de las cuales estaba demasiado implicada, mientras que la otra no recordaba con exactitud. |
- Las hermanas insulinas... y otras herejías. En un perfil sobre Mercedes de la Merced, Francisco Perejil mencionó que había acudido al Colegio del Sagrado Corazón de las Hermanas... Insulinas. "Era imposible descargar la culpa en el corrector ortográfico porque en aquellos años (1994) no lo había. Lo único que puedes hacer es quedarte con la errata en un rincón de tu cabeza para toda la vida y no olvidarla jamás. Ese es el castigo", expone el comunicador. No deja de ser uno de los que se prestan a echarse unas risas al no ser, al fin y al cabo, nada lesivos.
"Hermanas Insulinas", escribió Fernando Peregil donde debería haber puesto "Ursulinas". Admite que a la rapidez que se le suele exigir al periodista él suma sus habituales despistes. |
- Cuando ni se me pasó por la cabeza preguntar a Lord Patten por Hong Kong. Lo de "¿y no le preguntaste...?" también lo he vivido en primera persona. Porque a veces piensas mil preguntas y te olvidas de lo más obvio, de la cuestión que nadie espera que falte pero que a ti, por lo que sea, se te ha olvidado plantear. Es el patinazo que escoge Jesús Ruiz Mantilla, que no preguntó a Chris Patten por Hong Kong.
Chris Parren fue durante diez años el último gobernador de Hong Kong, cuestión por la que Jesús Ruiz Mantilla olvidó preguntarle. |
- Una confesión inoportuna. "Oye, tronco, que El Lejía confesó ayer todo el pastel", fueron las palabras de un compañero suyo que hoy hacen pensar a Javier Sampedro que para qué escribiría él aquello el 3 de diciembre de 1997. El "aquello" es una información titulada El crimen de El Lejía hace agua en la que el redactor, guiado por el testimonio de los padres del asesino, había defendido la tesis de que no había pruebas contra el entonces sospechoso.
Javier Sampedro dio credibilidad a los padres de un asesino que querían creer en la inocencia de su hijo, que acabó confesando los hechos. |
- Las dos pasadas que sufrió Barrichello. Lo de ser demasiado duro con un entrevistado es algo con lo que también me identifico (para ser sincera, yo no tengo esa percepción -y lo que sí aseguro es que la intención no era esa en absoluto-, pero así lo vieron varios lectores de esto). Óscar Sanz es consciente de haber interrogado con demasiada dureza a Rubens Barrichello, hasta el punto de que titula su pieza en el libro "dos pasadas" en referencia al trato que el piloto de Fórmula 1 recibió por parte de su equipo (que primaba siempre los intereses de Schumacher) y a su entrevista, donde le insistió demasiado en su condición de eclipsado por su compañero de Ferrari el 3 de marzo de 2003.
La manera de tratar a un entrevistado, qué duda cabe, también es susceptible de generar controversia. Que se lo pregunten a Óscar Sanz. |
- Las prisas y la reforma migratoria en Cuba. Mauricio Vicent comenta divertido -por quitarle hierro a un asunto del que se ve que no se siente orgulloso- que adelantó una noticia 250 semanas antes de que esta se produjera. Se trataba de la reforma migratoria en Cuba. Él tenía una fuente que consideraba muy fiable (lo había sido anteriormente, filtrándole reformas que se cumplieron de pe a pa), pero que aquella vez falló. Anunció que aquel cambio de Raúl Castro, de los más esperados, se aprobaría en los próximos días; pero eso fue el 18 de abril de 2008 y no se hizo realidad hasta cinco años más tarde.
Una exclusiva dada nada menos que con 250 semanas de antelación. Mauricio Vicent tira de humor para compartir su error con los lectores de ¡En qué estaría yo pensando! |
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