jueves, 25 de septiembre de 2014

Profes

Creo que puedo decir que recuerdo a todos los profesores que me han dado clase a lo largo de mi vida. Desde Maribel, mi adorada maestra de párvulos (me parece que ya no se usa el término, pero yo siempre le llamaba así) hasta Freixanes, que impartía la asignatura de Periodismo cuya nota fue la última que recibí de la carrera y con la que, por tanto, supe que era licenciada en un día de prácticas en la redacción de La Voz de Galicia allá por julio de 2009. Pasando, por ejemplo, por Jorge, profesor de Filosofía de mi instituto que la semana pasada se despedía de los alumnos con esta recomendable reflexión. De todos aprendí algo, seguramente, y de la mayoría aprendí mucho.


En el último día del último curso de colegio,
un grupo de alumnas con la que fue nuestra profesora de infantil.


Fueron mis padres los que me comentaron que se publicaba en el periódico esa carta de quien creían recordar que había sido profesor mío -así era- y que, con independencia de eso, me recomendaron su lectura. De ella parte este post. A raíz de compartir el texto en las redes comprobé con satisfacción que el gran recuerdo que yo tenía de sus clases era generalizado, años después, entre mis compañeros y otros alumnos suyos anteriores y posteriores a mí. Seguramente con el paso del tiempo valoramos más lo que estas personas nos han enseñado y aportado.

El colectivo de los docentes nunca ha sido muy valorado - desde que recuerdo, se les relaciona con poco trabajo, muchas vacaciones y sueldo y poco o ningún mérito- y yo, por conocerlo de cerca, he tenido predisposición a pensar diferente. Pero luego -aunque tuviera a dos en casa y conociera, por extensión, a bastantes más- los míos han sido los que han sido y son ellos los que han formado mi opinión sobre esta figura. Pienso que tuve grandes profesores (también otros más pequeños, ojo), gente comprometida y con ganas de enseñar, por mucho que fueran funcionarios (ese término que se ha generalizado como sinónimo de persona que cobra mucho -o demasiado, en todo caso- por no hacer nada). Pero veo que la falta de motivación a la que les ha abocado las decisiones y los desaires de la administración está tristemente extendida.

Habla la carta de Jorge de cómo poco a poco se va desterrando el pensamiento de la enseñanza. Las decisiones relativas al sistema educativo parecen tomarse en función de intereses y criterios que poco tienen que ver con buscar lo mejor para el profesorado y para el alumnado; para la sociedad, en definitiva.


La carta publicada por Jorge Álvarez en Faro de Vigo ha tenido
una gran acogida generalizada, pero sobre todo por parte de quienes
fuimos alumnos suyos y valoramos su labor.


Mis padres podrán prejubilarse el próximo año si así lo deciden. Ella este curso da clase a la hija de dos alumnos suyos de hace ni se sabe cuánto tiempo; mientras que los que llegan en primero de ESO ya preguntan por su viaje a París y por el programa Comenius en el que lleva tantos años trabajando; a él esta semana un par de alumnas a las que no dará clase en este 2014/2015 le entregaron una carta muy cariñosa (a la par que graciosa, la verdad) que decía, entre otras cosas: "Gracias, profe, por aprobarnos aunque nos faltaba un poquito para el cinco". No es por presumir, pero se ve -también cuando se les acercan alumnos de mucho tiempo atrás a los que ni recuerdan- que algo les quieren. Y a ellos siempre les ha gustado su trabajo. Pero se plantean dejarlo ahora que la edad se lo va a permitir por el peso de todo esto de lo que hablo. Lo comento como ejemplo de lo que les ocurre a muchos más.

Siempre me cuentan la anécdota de que siendo muy pequeña, cuando nos encontrábamos con algún adulto desconocido para mí, yo preguntaba: "¿Y este en qué cole trabaja?". Durante mucho tiempo -de niña-, quise ser profesora también, y trabajar en uno de aquellos coles. De palabra, muchos dicen que les encantaría serlo (volvemos al sueldo y las vacaciones). Pero la realidad es otra cosa. O implica otras cosas.


Relacionado:
-Entrevista con Jorge / Encuentro digital.
-Entre vagos y corruptos anda el juego, primer post de este blog, 
acerca de este mismo tema.

8 comentarios:

  1. Tengo amigos profesores y tres de cuatro están trabajando,aunque uno de ellos llevaba más de un año sin ejercer como tal.
    El primero da clases de "Ciencias Sociales" en 1º y 2º de ESO en inglés,el segundo en el mismo curso y asignatura a media jornada,y el tercero en 3º y 4º de ESO con Ciencias Sociales de nuevo (en un colegio privado porque tiene enchufe por medio del Arzobispado de Alcalá).
    El cuarto,actualmente en el paro,puede que tenga trabajo en clases de apoyo,pero no sabrá nada hasta el próximo mes de Enero.


    También tengo dos primas profesoras de Educación Primaria e Infantil,una está de cajera en Alimerca (un súper de Asturias) y la otra de Auxiliar de Enfermería en el hospital de Alcalá de Henares.De momento no les falta trabajo,aunque no en "lo suyo".


    Cada vez cobran menos,la precariedad laboral sin una plaza es máxima y aprobar unas oposiciones en Madrid o Castilla La Mancha está casi imposible (ves la cantidad de gente que se presentó a las últimas aquí y te asustas). Vamos,que les interesa coger el dinero de cada opositor,subir el nivel cada vez más y ofertar menos plazas.


    De la asignatura de Filosofía recuerdo a Alfonso Guerrero en COU,quien fue mi profesor de la asignatura mi último año del instituto (turno de noche y con dos asignaturas,Literatura y Filosofía).Me sentí afortunado porque se jubilaba ese año.
    Luego el examen de selectividad de su asignatura no me salió tan bien como esperaba (un cuatro).¡Una pena!


    P. D : ¿No decías que no te ibas a presentar en otro concurso de blogs de nuevo? jeje Ya tienes el voto.
    Yo me lo estoy pensando...


    ¿De qué es profesor tu padre? Me huelo que es de Literatura (tengo un pálpito).

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  2. No sé si dije que no me presentaría nunca más (para los Bitácoras no tienes que presentarte, de todas maneras), lo que seguro que dije es que me da pereza hacer "campaña", y sigue siendo así, pero ya veremos, son casi dos meses de votaciones e intentaré dosificarme. Gracias por el voto.


    Pues no, mi padre es profesor de Geografía e Historia.

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  3. Hubiese sido profesor sin una crisis de fé al más puro estilo de Unamuno (sin religión de por medio) en mi año de erasmus.
    Pasé de una facultad con mal ambiente,donde no nos hacían caso y cada año iba a peor,a otra donde estuve como pez en el agua ( Por ejemplo : un certificado al día siguiente por medio de mi tutor en Joensuu ; en Alcalá tardaron cuatro meses en secretaría).
    Me vine abajo nada más volver,por lo que hice mis dos últimos exámenes en Septiembre y cambié de aires a FP (Logística y Transporte).


    ¿Me equivoqué? Puede que así fuera (no descarto retomarla a corto plazo porque ahora es un grado,ya que la licenciatura de cinco ya no existe,por la UNED),pero sólo me arrepiento de las cosas que no hice a lo largo de los años.


    Coméntale a tu padre que una ex-compañera de clase no sabía nada sobre los orígenes de "La guerra de Troya","El juicio de Paris" o "Helena y su genealogía"...al año de terminar la carrera.

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  4. Eso que comentas llevo viéndolo y diciéndolo yo toda la vida ;) Pero aquí añado que aparte de lo que yo vi en casa (que podía no ser extrapolable), en mis propios profesores vi la otra parte y se correspondía, con pocas excepciones. Por eso creo que la idea que se tiene de manera generalizada es equivocada. Sobre lo que dices de la concertada, no tengo mucha idea, pero me imagino que los sueldos variarán de unos centros a otros y que será decisión de cada uno de ellos al tratarse de empresas privadas.


    De los profes del colegio también destaco a los de los últimos años (Antón, Loli, Casto -que me enseñó, entre otras cosas, que mi nombre lleva tilde, jeje-) y del instituto sin duda tampoco me dejaría a Toñi, Manolo o Chus (chantadina como mi madre, por cierto, jeje) que tú mencionas. Ni a José Eladio o a las profes de inglés y gallego. Eso es lo bueno, que la mayoría me dejaron buen recuerdo y considero que me enseñaron mucho. A Barrecheguren para ser sincera sí que no lo inlcuiría, todo lo contrario... Me enteré de lo de Blanca, se lo comentaron a mi padre en el instituto, aunque él no la conocía; yo conozco a su hijo, que trabajaba en La Voz :S

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  5. Coincido contigo en lo que dices el trabajo de un profesor esta infravalorado y lamentablemente la asignatura de filosofía desterrada del sistema educativo. Lamentablemente no interesa formar personas que piensen solo consumidores o eternos "adultescentes" que solo se preocupen por cosas triviales y claro la filosofía estorba.
    Yo era de aquellos a los que la filosofía no me gustaba demasiado pues parecía un poco "toston" pero el tiempo y alguna que otra experiencia vital me enseño a valorarla.

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  6. Es cierto que con el tiempo valoramos más algunas cosas que antes veíamos de otra manera :)

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  7. En los concertados la dirección es privada, pero el sueldo es público. La paga la Xunta y es para todos igual (así lo deduzco, pues a Raquel le viene dado ya y el colegio no gestiona para nada su sueldo), pero más bajo (bastante más) que en los centros públicos.

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  8. Tienes razón, ya decía yo que no estaba muy puesta en eso ;) Total, que la diferencia está en aprobar o no una oposición (no digo que sea justo...).

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